Para Urios, el principal mensaje de las elecciones porteñas fue doble: por un lado, la ciudadanía envió una señal clara al jefe de Gobierno Jorge Macri, cuya gestión es vista con desilusión. Por otro, hay un creciente enojo con la dirigencia tradicional, que se refleja en el rechazo a los partidos históricos y en el aumento del voto a fuerzas emergentes como La Libertad Avanza.

"El discurso de lo nuevo y del cambio ya no es amarillo, es violeta. La Libertad Avanza le robó el relato al PRO", señaló el consultor. Y agregó: "Jugar con que la provincia de Buenos Aires es un bastión del peronismo no alcanza. Si la gestión de Kicillof no es buena, también se lo van a facturar".

Consultado sobre la situación en distritos tradicionalmente peronistas como las comunas 4 y 8 de la Ciudad -La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya-, Urios destacó que, si bien el peronismo mantiene un piso de 25 a 30 puntos, la falta de respuesta estructural ante problemas como la inseguridad o las inundaciones erosiona ese apoyo.

"El techo del peronismo hoy lo pone Cristina. Si se corre, podrían verse otros números. Santoro logró mover el piso del kirchnerismo, y eso también es un dato", indicó.

De cara a las próximas elecciones en la provincia de Buenos Aires, Urios planteó que "la polarización será inevitable" y que el PRO quedó reducido a una disyuntiva: "o se suman a La Libertad Avanza o siguen corriendo en paralelo, pero con cada vez menos protagonismo".

El consultor también anticipó que esta semana presentará en Mendoza una nueva encuesta que busca medir el impacto del escenario porteño a nivel nacional: "Si hay unidad de liderazgo y un cambio de mirada, Mendoza también podría virar hacia La Libertad Avanza".

Urios cerró con una reflexión contundente sobre el voto duro peronista: "Incluso con todos los problemas que tiene el conurbano bonaerense, el votante sigue eligiendo al peronismo. Hay una lógica cultural que el presidente Milei quiere romper: cambiar ese pensamiento profundamente instalado".